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Lo primero que hice en febrero fue ir a un desfile de carnaval en Feldkirch, ciudad en donde voy al liceo. Al carnaval acá le llaman Fasching y dura aproximadamente unas dos semanas (si bien son en realidad 3 días, los desfiles y fiestas de disfraces duran un poco más). No asistí a ninguna fiesta de disfraces pero sí a un desfile (como ya mencioné) con un amigo del liceo. El clima ese día estaba frío y un poco lluvioso así que no había mucha gente, y después del desfile nos fuimos a tomar un café para calentarnos un poco.
El desfile en sí duró unas dos horas y media, y me recordó en parte al desfile de las Llamadas en Uruguay; pero al mismo tiempo no pasé por alto las 1001 diferencias entre uno y otro: Mientras que en nuestras Llamadas se presentan comparsas de negros y lubolos, escuelas de samba y otros que a través de su vestimenta, baile y música muestran elementos de la cultura afrouruguaya, en el Fasching, los grupos que desfilan llevan en su mayoría disfraces que reflejan una tradición mucho más (obviamente) europea, con carrozas que muestran temáticas medievales como brujas, ogros y princesas. Los instrumentos usados acá son trompetas, bombos y unas especies de baterías portátiles.
También, acá el público se disfraza para ir al desfile, no únicamente los miembros de los grupos desfilantes. La mayoría de los jóvenes que estaban mirando el desfile estaban disfrazados, casi todos vistiendo onesies, o sea unos enteritos de cuerpo entero en forma de animales como osos, vacas u otros. Yo, como soy pobre, me maquillé la mitad de mi cara (mi hermana anfitriona me maquilló la mitad de mi cara) como un mimo, me puse un gorro a lo Chaplin y listo.
Ich |
Pibes disfrazados, sacado de la página web de la ciudad. |
La chica de rosado siendo llevada por la calle en una red por unos tipos |
Al igual que el resto de mi clase, fui de traje y moña, pero fuimos los únicos vestidos formalmente, mientras que la gente del resto del público estaba vestida más casual. El tema es que no era una función de ópera en sí, sino un ensayo general para la función (o algo así), por lo que nuestros tickets fueron gratis.
A principios de mes fui con Sam a St. Anton, un pueblo en los Alpes, en la frontera entre Vorarlberg y Tirol, que se dedica exclusivamente al esquí. Gente de todo el mundo va a hacer esquí, trineo, snowboarding y otros deportes de invierno ahí. En St. Anton estaba Henri, un finlandés que está con YFU viviendo en Viena pero que se quedó por una semana en un hotel en el pueblo para poder esquiar, uno de sus deportes favoritos.
Fuimos el viernes 5 después del liceo (un día después de haber alcanzado el punto medio de mi intercambio en Austria) y nos quedamos hasta el sábado de mañana. Ni Sam ni yo fuimos a esquiar, sino que fuimos a un lugar de Après-ski (significa "después de esquiar") donde ya estaban Henri y su familia. En un bar de Après-ski se baila música popular conocida como Schlager, que tiene letras no muy elaboradas pero pegadizas y un ritmo que también se te pega en seguida. Aparte de Sam y de mí, todo el mundo se sabía religiosamente todas las canciones y todos los pasos de baile como si fueran la Macarena (incluido Henri). Fue muy muy divertido. Después de ahí, fuimos a comer hamburguesas (<3) y luego a un baile en donde nos quedamos hasta eso de las 3 de la mañana. Nos levantamos a las nueve de la mañana del sábado y volvimos a Vorarlberg en tren. Fue un fin de semana y pico.
St. Anton am Arlberg, el pequeño paraíso del esquí |
Encuentra al latino |
El bar en sí |
Las estatuas en la entrada de la planta fueron lo más. |
Yo puliendo mis habilidades de imitación |
El fin de semana siguiente llegó por fin la Orientación de mitad de año con YFU. El viernes no fui al liceo (yay) pero me tuve que levantar incluso más temprano que en los días normales de entre semana porque el viaje en tren es de como seis horas. Por suerte, esta vez no nos perdimos porque el tren que tomamos esta vez sí llegó a la estación de Micheldorf (pueblo donde es la orientación) y no tuvimos que hacer conexiones raras ni nada. La subida fue, nuevamente, interesante. A pesar de haber hecho más senderismo durante estos meses en Austria, la subida al fuerte de Micheldorf sigue siendo imposible. Ya espero que sea la última orientación para subirla por última vez.
Esta orientación me gustó mucho. Ya conocía a todo el mundo y tenía a mi propio "grupo" de amigos así que fue más cómodo. Tuvimos varios talleres y charlas en donde trabajamos y hablamos sobre lo que habíamos hecho hasta ahora, como lo habíamos logrado y que es lo que nos faltaba hacer y mejorar. Creo que funcionó muy bien porque realmente me hizo pensar en todo lo que conseguido hasta ahora y no me había dado cuenta. En todo lo que he crecido y aprendido en sólo 5 meses y poco, pero que nunca me había dado cuenta porque nunca me había parado a pensar sobre el tema. Por ejemplo, en lo mucho que mi alemán ha mejorado desde la primer orientación, cosa que noté ahora que la segunda orientación fue totalmente en alemán y pude entender todo lo que pasó y pude hablar con los voluntarios y otros estudiantes en alemán casi sin problemas (casi es la palabra clave, aún estoy a un millón de kilómetros de la fluidez).
Casi me olvido de decir, que en la orientación aprendimos a bailar Schuhplattler, un baile folklórico típico austríaco que consiste básicamente en zapatear y golpearse las rodillas con las manos. Nos llevó unas dos horas, pero lo pudimos dominar (en parte). Hay un video de nuestro intento de baile, pero que nunca va a ver la luz del día, afortunadamente. Lo que sí voy a mostrar, es un baile que hicieron los dos hombres que nos enseñaron los pasos (que estaban usando ropa típica y tutti).
El paisaje es de lo más normal, nada espectacular o Heidiesco |
Con Ernesto, de Paraguay |
Foto de nuestro entrenamiento intensivo de Schuhplattler |
Video de una corta demostración de los dos bailarines que nos enseñaron a bailar |
Creo que esta segunda orientación me sirvió para agarrar esta segunda mitad con un nuevo enfoque y con mis objetivos más claros. Como nos dijeron los voluntarios, la primer mitad del intercambio es la más difícil, porque es cuando más esfuerzo tenemos que poner con todo: idioma, familia, amigos, cultura, todo. La segunda mitad es la mejor parte porque podemos disfrutar de los resultados de haber trabajado por integrarnos al principio.
Como para volver a casa desde la orientación tenemos que hacer un cambio de tren en Linz, aprovechamos para dar unas vueltas por la ciudad con Sam, Karolin y Henrik, éste último de Estonia (no confundir con el anteriormente mencionado Henri sin k) y que vive en Linz, así que nos sirvió de guía turístico por unas horas.
Con Karolin y Henrik, los estonios |
Durante las vacaciones de semestre, Henrik vino a Vorarlberg así que con Sam le enseñamos todo lo que hay para hacer por estos lares, o sea, lo llevamos a Alemania. Además de visitar Lindau, el pueblito alemán que ya he visitado varias veces, hicimos un corto senderismo en Feldkirch, visitamos la capital de Vorarlberg (Bregenz, donde fui a ver la ópera también) y jugamos en varios parques infantiles.
También fui a bailar por primera vez desde que llegué (excluyendo St, Anton, que fue algo más bien espontáneo), fui con dos amigas y en el baile me encontré con varios amigos más. Fue muy divertido aunque raro a la vez, porque acá en los bailes no se escucha reggaeton o cumbia o música latina (por obvias razones), sino que la gente baila electrónica y pop. Igual me gocé, hasta las doce y media de la noche, porque el último tren hacia mi pueblo salía a la una.
La semana pasada estuve de viaje por España, más específicamente a Granada, una ciudad al sur de Andalucía. Fueron cinco días espectaculares, y podría escribir una entrada entera dedicada a lo que hice, pero no tengo ganas, así que simplemente me voy a limitar a decir que creo que todo el mundo debería visitar Granada al menos una vez en su vida. La ciudad, fundada en el siglo XI por los musulmanes que invadieron la península Ibérica hace tanto tiempo, fue habitada tanto por ellos como por cristianos y judíos, lo que hace que hoy en día la ciudad cuente con muchísimas atracciones turísticas y una amplia historia cultural presente en edificios, estatuas, tradiciones, etc.
Panorámica desde la Alhambra |
La Alcaicería |
Fuimos a la Alcaicería, que es un mercado tipo bazar donde se pueden comprar recuerdos como cerámicas pintadas con motivos árabes, lámparas de colores, telas y otras cosas. El lugar rebulle de colores y actividad. Si bien los vendedores pueden ser un poco raros, el lugar es muy bonito.
Antes de volvernos, hicimos una parada en Nerja, un pueblo en Málaga en las costas del Mar Mediterráneo y que tiene una especie de rambla/mirador que se llama "El balcón de Europa". El nombre le va perfectamente, pues enfrente a las costas, si se sigue por mar, está África.
Este lugar fue hermoso, no parecía invierno. Y las costas mediterráneas con el cielo azul y un tipo que estaba tocando tangos con un arpa (sí, en serio. Creo que su único propósito ahí era crear ambiente) hicieron de las dos horas que pasamos ahí, inolvidables.
Y para finalizar, ¡hoy me dieron el boletín de notas del liceo! Las notas no tienen valor real pero igual está bueno recibirlas. En algunas materias como física y química no me pusieron nota porque directamente no hago nada, mientras que en algunas otras como historia e ingles sí. Las notas van desde 1 (la mejor) hasta 5 (la peor).
Tengo un 2 en gimnasia... yo tampoco sé como pasó. |
Ya comencé con la rutina otra vez, y tengo clases normales hasta dentro de un mes, cuando tengo las vacaciones de Pascua. En Pascuas me voy a Holanda con mi familia anfitriona y ya estoy ansioso por ver como resulta el viaje. Voy dominando Europa un país a la vez (inserte risa diabólica).
Eso fue todo sobre febrero, el comienzo del fin de mi intercambio, que hasta ahora promete y mucho. Espero que la segunda mitad sea tan genial como la primera.
Saludos, Emiliano.