domingo, 29 de noviembre de 2015

Mes 3: Nieve, exámenes y viajes

Es domingo y hace frío. Bueno, no taanto frío como venía haciendo los últimos días pero está frío igual. Hay 4 °C y el invierno no ha empezado oficialmente aún. 

¿Qué he hecho este mes? Bueno, para empezar me dieron la nota de un prueba de alemán que hice el mes pasado, y me saqué un 2! (en el sistema austríaco se califica de 1 a 5, siendo 1 la mejor nota y 5 la peor), así que, más que feliz por mí, la gramática va mejorando, lentamente. La semana pasada hice otro escrito de alemán, que fue un poco mejor (creo). También, ese mismo día tuve un escrito de historia con mi clase, el cual escribí completamente en alemán, pero no tengo muchas esperanzas con ese. De todas formas, el escribir pruebas no es algo que tenga que hacer porque no recibo notas, pero es algo que quiero hacer para poder integrarme mejor con el colegio, con la clase y para practicar el idioma, porque la expresión escrita es de lo que más me cuesta. Para terminar, el viernes que viene tengo un escrito de geografía, que también voy a hacer. De todas formas, en materias como matemáticas, física y química no hago los escritos por dos razones: por un lado, al ser sólo números no difiere de nada que ya haya hecho en Uruguay y por el otro, soy horrible con todo lo que involucre contar, y si las explicaciones están en alemán, creo que no hace falta aclarar nada más. 

En el tema liceo, tuve clases de cocina de nuevo, en donde hice galletitas navideñas de gengibre.

Espíritu navideño hardcore

Por fuera de los escritos y el liceo, algo que hice este mes fue viajar afuera de Austria en tres ocasiones. Una gran ventaja de vivir en Vorarlberg es su escasa distancia de otros países (la ciudad en donde voy al liceo, Feldkirch, está a una distancia de caminata de Liechtenstein, a 12 km. de Suiza, 35 km. de Alemania y 157 km. de Italia), y por eso este mes pude viajar dos veces a Lindau, Alemania, y una vez a Liechtenstein (no sé específicamente a que parte).   

A Lindau fui la primera vez con Annika y mi mamá anfitriona, donde fuimos a un mercado (parecido a la feria de Tristan Narvaja pero más chiquito) y la segunda vez con Sam, estudiante de intercambio canadiense. Nos íbamos a juntar con un neozelandés y una brasilera pero nunca los encontramos, así que simplemente caminamos, sacamos fotos, hablamos y comimos dos veces. Probé Currywurst, comida rápida típica de Alemania y que se encuentra en casi todos los puestos de comida ambulantes de ahí (tipo nuestros choripanes).

A Liechtenstein fui también con Annika y mi mamá anfitriona, pasamos unas dos o tres horas allí, paseando y admirando el paisaje otoñal, con todas las hojas naranjas y amarillas en el suelo. Visitamos las ruinas de un fuerte de no se qué siglo pero que estaba ya bastante deteriorado, aunque estaba permitido entrar y verlo todo. 

Calle en Lindau



Currywurst en Lindau 

Otoño en Liechtenstein

El fuerte que visitamos en Liechtenstein



También volví a juntarme con los otros estudiantes de intercambio de Vorarlberg en dos ocasiones. La primera fue para ir todos juntos a patinar sobre hielo, a donde fueron además muchos otros nuevos estudiantes que aún no conocía tanto de AFS como de Rotary. En total éramos unos 14 o 15 de todo el mundo, incluso había una venezolana con la que pude hablar español :,). Voy mejorando bastante en esto del patinaje, siendo ésta mi tercera vez sobre hielo, aunque todavía tengo problemas con la velocidad. Después de patinar, fuimos a un restaurante mexicano en donde comí unos nachos buenísimos.

La segunda vez que salí con otros estudiantes fue con Sam, Julia (de Brasil y en Austria con Rotary), Delila (de Finlandia) y Alexandra (de Venezuela), las dos últimas, estudiantes AFS. Fuimos a ver Sinsajo 2, la última parte de la saga Los Juegos del Hambre, en inglés. Me gustó mucho, aunque esperaba algo más. De todas formas, fue bastante fiel a la novela y muchas cosas fueron tal y como me las imaginé. Feliz feliz.









También di una presentación en mi clase, en clase de español, sobre Uruguay. Para hacerla tuve que investigar bastante, lo que dio un poco de Heimweh, o sea me hizo extrañar Uruguay, Para verla, podés hacer click acá. Hice la presentación en otras dos clases aparte de la mía, porque a los profesores de español aparentemente les gustó. No estoy seguro si mis compañeros entendieron mucho de lo que dije pero creo que les gustó también.

Por último, y lo que pone más feliz, es que por fin vi nieve! No mucha pues como ya dije antes, el invierno aún no empieza y la nieve no permanece todo el día sino qu es durante la mañana y luego en la tarde se derrite. De todas formas pude hacer bolas de nieve y escribir mi nombre en nieve. De todas formas, debo decir que la nieve es linda sólo desde adentro, Sí, todo se ve muy blanco y mágico y lindo y eso, pero estar afuera mientras nieva no es algo que digas "ah! pero que besha experiencia.."  porque es lo mismo que la lluvia.. pero más fría. 

El fondo de mi casa

Mi nombre sobre la mesa del fondo

Una hermosa bola de nieve

Nieve desde mi clase

Más nieve desde mi clase

¡Y ese fue mi noviembre! Ya tres meses, y a sólo 8 días de cumplir 100 días en este hermoso país. 

Grüße, Emiliano



lunes, 16 de noviembre de 2015

Culturalmente uruguayo: las "dificultades" de estar de intercambio.

Hola a todos!
Esta entrada no tiene mucho que ver con lo que he estado haciendo últimamente, sino que es algo más "personal" si se quiere. No sé muy bien como empezar así que voy a ir directo al punto: estoy experimentando un shock cultural. 
Si estás pensando en hacer un intercambio o si sos/fuiste estudiante de intercambio de seguro sabés a lo que me refiero, porque es un término muy repetido y muy frecuente, pero si no, te cuento que se le llama shock cultural a esa etapa en la vida de (casi) toda persona residiendo en el extranjero en la que, luego de un par de meses en ese nuevo entorno, comienza a ver las diferencias entre la cultura propia y la nueva como algo "negativo" y difícil de adaptarse a. Este shock viene acompañado de sentimientos como desorientación, frustración, enojo, fastidio y nostalgia/añoranza por el país de origen de uno.

Lo gracioso de este shock cultural es que yo estaba seguro (pero seguro seguro, eh) de que no me iba a pasar. Si bien nos aclararon una y mil veces que era algo por lo que pasaban todos los estudiantes de intercambio, yo estaba convencido de que, si bien iba a extrañar mi casa, no iba a ir más allá de eso. Bueno, al final resultó que sí.

Otra cosa graciosa es que si bien se llama shock cultural, no tiene por qué ser repentino, y ese es el motivo por el que tardé tanto en darme cuenta de como me sentía realmente. Fue algo paulatino, algo que ya estaba pasando delante de mí pero que no lograba ver. Digamos que, una vez pasado ese sentimiento de novedad en los primeros dos meses, esas pequeñas diferencias entre las costumbres uruguayas y las austríacas comenzaron a notarse más en mi cabeza, y en vez de verlas como algo diferente, producto de una historia diferente, condiciones diferentes y que debo intentar imitar o al menos aceptar con una mente abierta (como me había propuesto incluso antes de llegar), me encontré simplemente molesto y frustrado por todas las situaciones incómodas que paso por puro desconocimiento del funcionamiento de la sociedad acá, y que al comienzo de mi intercambio me parecían tan graciosas. No es que las formas de vivir, pensar o hacer las cosas de los austríacos me parezcan incorrectas ni mucho menos, pero este "gap cultural" se me está haciendo más ancho de lo que esperaba que fuera.

El motivo de esto no estoy seguro de poder decir cuál fue: quizá fue el hecho de que ya son dos meses desde que estoy acá y aún no me he ajustado al 100%, el hecho de que el idioma me sigue costando (acepto que tenía expectativas irreales), yo haciendo una presentación sobre Uruguay en el liceo que me hizo darme cuenta lo mucho que extraño Uruguay o mis amigos y compañeros de liceo graduándose y encaminándose hacia la facultad. Tal vez todos fueron motivos y la mezcla resultó en... bueno, el shock. 

Para nombrar algunas diferencias que creo que me han costado asimilar, debo comenzar diciendo que la gente en Austria es más reservada que la uruguaya, algo que ya sabía y para lo que creía y estar preparado, pero resultó no ser tan así. No es tan común el contacto físico sino que se mantienen un poco más las distancias, como por ejemplo darse la mano al saludarse (independientemente de si se saluda a un hombre o una mujer, de cualquier edad) y pueden no ser tan demostrativos como la gente en latinoamérica en general, algo que habíamos discutido con los otros latinos en la orientación. Sin embargo, esto no significa que sean gente fría o mala, sino que prefieren tomarse su tiempo antes de abrirse con alguien, lo cual está perfecto, aunque debo admitir que me costó acostumbrarme a la ausencia de "cariño físico" si se le puede decir así.

Otras diferencias son la puntualidad, formalidad y seriedad de la sociedad acá. Acostumbrado a un modo de vida mucho más relajado y tranquilo, en donde llegar cinco minutos tarde no es tarde y el "usted" casi que ni se usa, acá me encuentro con que cuando entra un profesor uno se debe levantar de su asiento y tratarlo siempre de usted, por ejemplo. La extrema puntualidad de la gente, el hecho de que hayan cinco tachos distintos de basura distintos (por el reciclaje), el toque de queda a las 2 AM y el comportamiento más políticamente correcto de los demás, me siguen tomando por sorpresa casi todos los días.
Si bien creo que así es como deberían funcionar todas las sociedades (el respeto, tanto por las personas como por el planeta, nunca está de más), aún me cuesta amoldarme del todo a este nuevo modo de vida. 

De todas formas, algo positivo que recalco de la gente acá es lo respetuosa que es general, y lo seguro que es el país en comparación con Uruguay.

Ahora aclarando, con todas estas quejas no quiero decir que estoy un ápice menos feliz por esta experiencia de lo que estaba el primer día que llegué. De hecho, ayer apenas me desperté me di cuenta de que estaba en Austria. O sea, me di cuenta de que estaba realmente en Austria. Fue una sensación muy rara de explicar. Estoy viviendo mi sueño, estoy viviendo algo con lo que muchos sueñan y no podría estar más agradecido por esto. Además, soy consciente de que es algo pasajero, y que el ajuste va a tomar solo un poco de tiempo y mucha voluntad.

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En una nota más.. alegre? O por lo menos curiosa debo decir que nunca me había sentido tan uruguayo desde que me fuí de Uruguay. Toda mi vida fui básicamente lo opuesto a un uruguayo "típico": no mate, no fútbol, no truco. El único aspecto cultural que me unía a los demás uruguayos era mi amor por el asado, algo que cualquier persona en el mundo puede tener. Era uno de esos uruguayos que disfrutaba quejarse de como estaba el país sin entender como funcionaba el país. Es más, ni siquiera traje conmigo una bandera uruguaya a Austria. ¿Para qué? pensé.

Sin embargo, ahora viviendo acá me doy cuenta de lo mucho que cargo de uruguayo en mí. Mi forma de ser, como actúo, quien soy es así debido a que me crié en donde lo hice. De haber sido criado en Austria o en Malasia hubiera sido muy difierente. Uruguay dejó en mi persona mucho más de lo que me había imaginado, y con este "shock" vino también una revalorización de mi propia cultura y de mi propio país, que estoy contento de que se haya dado, aunque haya tenido que venirme hasta otro continente para que ocurriera.



Emiliano