martes, 29 de diciembre de 2015

Mes 4: Básicamente, Navidad

¡Felices fiestas! Estoy de vacaciones de invierno (siempre que escribo justo estoy de vacaciones) hasta el 7 de enero y hoy se cumplen 4 meses desde que estoy en Austria. Qué he hecho en este mes de diciembre? Bueno, básicamente el mes entero fue dedicado a la Navidad. En Austria tienen mucho más espíritu navideño que nosotros y ya desde el primer día de diciembre aparecen los mercados navideños o Weihnachtsmärkte por todos lados. Un mercado navideño es un mercado (duh) cuyo tamaño depende de la ciudad en donde esté y que tiene puestos dedicados a la venta de cosas relacionadas con la Navidad, como por ejemplo chirimbolos, velas, artesanías en general, y también comidas, bebidas y ropa de invierno. 

Durante este mes visité tres Weihnachtsmärkte diferentes: el de Feldkrich (la ciudad donde voy al liceo), el de Innsbruck y el de Lindau, este último en Alemania. El de Feldkirch es el más pequeño de los tres y fui unas tres veces durante pausas de mediodía o después del liceo. Al de Lindau fui por primera vez con con Annika y la segunda vez con algunos estudiantes de intercambio. Este mercado es más grande y en él compré churros, chocolate caliente, frutas bañadas en chocolate (todo muy sano) y probé Glühwein y Kinderpunsch, dos bebidas calientes tradicionales que no me gustaron mucho. La primera es vino caliente con especias y la segunda es tipo una mezcla de jugos de fruta que en conjunto tienen un sabor DEMASIADO dulce. Lo bueno es que de recuerdo me llevé una taza azul en forma de bota con un diseño muy navideñoso. 

El tercer mercado al que fui fue al de Innsbruck por un encuentro YFU un viernes. Entre algunos estudiantes de intercambio hicimos un "amigo invisible" y a mí me tocó regalarle a una chica danesa, pero me olvidé de llevar el regalo así que aún está en mi casa. Yo por mi parte recibí Mozart Kugeln de un pibe finlandés. El mercado de Innsbruck es enorme y muy lindo. Además de comer y comprar un regalo de Navidad para mi madre, convencí a las otras estudiantes que estaban conmigo de subirnos a una calesita, porque sí. Ni siquiera me acuerdo la última vez que me subí a una calesita así que fue muy divertido. Recomiendo las calesitas para todo el mundo. Calesitas für alles!!

Weihnachtsmarkt de Innsbruck. Se ve la calesita. Cortesía de Google.


En casa se hizo un Adventskalender o Calendario de Adviento, en el que se come un chocolate al día durante los 24 primeros días de diciembre. Hasta ahora esta es mi tradición austríaca favorita por lejos.

Adventskalender
En el último día de clases pre-vacaciones, que fue el 23 de diciembre, no tuvimos clase después del mediodía y en la última hora fuimos a una Iglesia cerca y asistimos a la misa de Navidad. La asistencia era opcional y aunque no soy católico, la idea de una misa navideña y en alemán sonaba interesante (cualquier oportunidad para aprender más sobre Austria me sirve) y la verdad no me arrepiento de nada: la misa fue bastante corta en comparación a las que estoy acostumbrado en mi liceo en Uruguay, la arquitectura de la iglesia era muy linda (la iglesia era medieval) y hasta hubo un coro en vivo con órgano y todo. 

El 24 de diciembre compramos el árbol de navidad (uno de verdad y no de plástico) y lo armamos esa misma tarde. A mi parecer, quedó genial. Hace pila que no armaba un árbol de navidad porque en Urugay no paso las fiestas en casa así que mi madre y yo dejamos de armar árbol.
A eso de las ocho de la noche llegó una pareja que es amiga de mi familia, así que nos pusimos a cantar villancicos. Sí, leyeron bien: villancicos. Acá es más común (aparentemente) cantar canciones como Noche de paz, Feliz Navidad o El tamborilero todos juntos y con una guitarra. O al menos eso fue lo que hizo mi familia. Fue muy diferente a cualquier cosa que haya hecho en Navidad, pero me gustó mucho. Fuera de eso no hubieron muchas cosas raras, porque después comimos. Comimos mucho. Había carne de vaca, pollo y pavo, cuatro (!) tipos de queso, camarón, cebolla, papas, y más. La verdad que tiraron la casa por la ventana para las fiestas, yo ni siquiera pude comerme las galletas navideñas de postre (bueno, comí algunas) de tan lleno que estaba. 

Armando el árbol

Ya hecho

Mesa pre-comida

Luego de la comida abrimos los regalos. A mí me regalaron un buzo azul tipo canguro con la cara del monstruo comegalletas de Plaza Sésamo y mucho mucho chocolate. También jugamos al UNO, el juego de cartas, llamé a Uruguay y hablé un rato con mi mamá y después nos fuimos a dormir.

A diferencia de muchos otros estudiantes de intercambio, no encontré la Navidad como una noche difícil o en la que haya extrañado mi casa. Nos dijeron muchas veces que las fiestas iban a ser difíciles porque son tiempos que se pasan (por lo general) en familia y al estar tan lejos de casa tendríamos nostalgia, pero yo la verdad que no la tuve. Creo que fue porque no tengo mucho espíritu navideño y Navidad es básicamente un día más donde como mucho y veo a mi familia. Además, el hecho de estar pasando una Navidad tan distinta me hizo olvidar que la podría estar pasando en casa y lo que me estaba perdiendo.  

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El 25 fuimos a la casa de mi abuela anfitriona (la madre de mi madre) para merendar y cenar. También fue una de mis tías con su marido y sus cuatro hijos, todos más grandes que yo aunque entre 18 y 26 años, o sea no tan viejos. Estaba muy nervioso de ir porque ya sabía que iba a ir pila de gente que no conocía hasta el momento, pero la tarde-noche resultó estando mucho mejor de lo esperado, hablé con todos en alemán e incluso un poco en español con una de mis primas anfitrionas porque ella viviendo en España por un semestre. Aparte de comer, cantamos canciones de Navidad (yo sólo conocía la de Feliz Navidad) y jugamos al Ludo y a las cartas. Como estaban jugando a un juego parecido al "Chancho va" llamado Esel (burro) les enseñé a jugar al Chancho, y les encantó. 

Así que, esa fue mi Navidad austríaca. Una Navidad en invierno (aunque sin nieve), con más música y menos fuegos artificiales. Diferente, pero me encantó de principio a fin y lo que es más importante, me permitió ver la cultura de Austria desde mucho más cerca. De repente en el día a día uno ya está viviendo en otra cultura, pero es durante las celebraciones como Navidad donde uno llega a ver realmente la cultura del país en el que se está, manifestada mucho más claramente. Las canciones, las comidas, el espíritu en general, no sé, creo que podría escribir un libro sobre la Navidad acá.

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Fuera del tema Navidad, el liceo anda bien. Me saqué un 5 en mi escrito de historia (la peor nota) peeero me saqué un 4 en un escrito de geografía (no fui el peor de la clase, lo cual me hizo feliz). En alemán me está yendo más o menos bien. Siento que mis conversaciones están mejorando pero sigo teniendo problemas a la hora de escribir. Tengo una presentación en geografía el primer día de clases después de las vacaciones y se la mandé a Sara (mi amiga austro-uruguaya) para que la corrija. 
Por último, fue el día de la foto y nos sacaron fotos individuales y en grupo. 

                                 
Ya me llamaron de Colgate 
                                                         



También fui a hacer senderismo con Annika y mi mamá anfitriona. Llegamos a 1337 metros y la vista fue simplemente mágica. 


Silla de ski actualmente inutilizada



*Se escucha a Heidi en la distancia*

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Me despido desde mi cuarto y ya esperando al año nuevo. Feliz comienzo de año 2016 a todos y hasta la próxima entrada.

Emiliano

domingo, 29 de noviembre de 2015

Mes 3: Nieve, exámenes y viajes

Es domingo y hace frío. Bueno, no taanto frío como venía haciendo los últimos días pero está frío igual. Hay 4 °C y el invierno no ha empezado oficialmente aún. 

¿Qué he hecho este mes? Bueno, para empezar me dieron la nota de un prueba de alemán que hice el mes pasado, y me saqué un 2! (en el sistema austríaco se califica de 1 a 5, siendo 1 la mejor nota y 5 la peor), así que, más que feliz por mí, la gramática va mejorando, lentamente. La semana pasada hice otro escrito de alemán, que fue un poco mejor (creo). También, ese mismo día tuve un escrito de historia con mi clase, el cual escribí completamente en alemán, pero no tengo muchas esperanzas con ese. De todas formas, el escribir pruebas no es algo que tenga que hacer porque no recibo notas, pero es algo que quiero hacer para poder integrarme mejor con el colegio, con la clase y para practicar el idioma, porque la expresión escrita es de lo que más me cuesta. Para terminar, el viernes que viene tengo un escrito de geografía, que también voy a hacer. De todas formas, en materias como matemáticas, física y química no hago los escritos por dos razones: por un lado, al ser sólo números no difiere de nada que ya haya hecho en Uruguay y por el otro, soy horrible con todo lo que involucre contar, y si las explicaciones están en alemán, creo que no hace falta aclarar nada más. 

En el tema liceo, tuve clases de cocina de nuevo, en donde hice galletitas navideñas de gengibre.

Espíritu navideño hardcore

Por fuera de los escritos y el liceo, algo que hice este mes fue viajar afuera de Austria en tres ocasiones. Una gran ventaja de vivir en Vorarlberg es su escasa distancia de otros países (la ciudad en donde voy al liceo, Feldkirch, está a una distancia de caminata de Liechtenstein, a 12 km. de Suiza, 35 km. de Alemania y 157 km. de Italia), y por eso este mes pude viajar dos veces a Lindau, Alemania, y una vez a Liechtenstein (no sé específicamente a que parte).   

A Lindau fui la primera vez con Annika y mi mamá anfitriona, donde fuimos a un mercado (parecido a la feria de Tristan Narvaja pero más chiquito) y la segunda vez con Sam, estudiante de intercambio canadiense. Nos íbamos a juntar con un neozelandés y una brasilera pero nunca los encontramos, así que simplemente caminamos, sacamos fotos, hablamos y comimos dos veces. Probé Currywurst, comida rápida típica de Alemania y que se encuentra en casi todos los puestos de comida ambulantes de ahí (tipo nuestros choripanes).

A Liechtenstein fui también con Annika y mi mamá anfitriona, pasamos unas dos o tres horas allí, paseando y admirando el paisaje otoñal, con todas las hojas naranjas y amarillas en el suelo. Visitamos las ruinas de un fuerte de no se qué siglo pero que estaba ya bastante deteriorado, aunque estaba permitido entrar y verlo todo. 

Calle en Lindau



Currywurst en Lindau 

Otoño en Liechtenstein

El fuerte que visitamos en Liechtenstein



También volví a juntarme con los otros estudiantes de intercambio de Vorarlberg en dos ocasiones. La primera fue para ir todos juntos a patinar sobre hielo, a donde fueron además muchos otros nuevos estudiantes que aún no conocía tanto de AFS como de Rotary. En total éramos unos 14 o 15 de todo el mundo, incluso había una venezolana con la que pude hablar español :,). Voy mejorando bastante en esto del patinaje, siendo ésta mi tercera vez sobre hielo, aunque todavía tengo problemas con la velocidad. Después de patinar, fuimos a un restaurante mexicano en donde comí unos nachos buenísimos.

La segunda vez que salí con otros estudiantes fue con Sam, Julia (de Brasil y en Austria con Rotary), Delila (de Finlandia) y Alexandra (de Venezuela), las dos últimas, estudiantes AFS. Fuimos a ver Sinsajo 2, la última parte de la saga Los Juegos del Hambre, en inglés. Me gustó mucho, aunque esperaba algo más. De todas formas, fue bastante fiel a la novela y muchas cosas fueron tal y como me las imaginé. Feliz feliz.









También di una presentación en mi clase, en clase de español, sobre Uruguay. Para hacerla tuve que investigar bastante, lo que dio un poco de Heimweh, o sea me hizo extrañar Uruguay, Para verla, podés hacer click acá. Hice la presentación en otras dos clases aparte de la mía, porque a los profesores de español aparentemente les gustó. No estoy seguro si mis compañeros entendieron mucho de lo que dije pero creo que les gustó también.

Por último, y lo que pone más feliz, es que por fin vi nieve! No mucha pues como ya dije antes, el invierno aún no empieza y la nieve no permanece todo el día sino qu es durante la mañana y luego en la tarde se derrite. De todas formas pude hacer bolas de nieve y escribir mi nombre en nieve. De todas formas, debo decir que la nieve es linda sólo desde adentro, Sí, todo se ve muy blanco y mágico y lindo y eso, pero estar afuera mientras nieva no es algo que digas "ah! pero que besha experiencia.."  porque es lo mismo que la lluvia.. pero más fría. 

El fondo de mi casa

Mi nombre sobre la mesa del fondo

Una hermosa bola de nieve

Nieve desde mi clase

Más nieve desde mi clase

¡Y ese fue mi noviembre! Ya tres meses, y a sólo 8 días de cumplir 100 días en este hermoso país. 

Grüße, Emiliano



lunes, 16 de noviembre de 2015

Culturalmente uruguayo: las "dificultades" de estar de intercambio.

Hola a todos!
Esta entrada no tiene mucho que ver con lo que he estado haciendo últimamente, sino que es algo más "personal" si se quiere. No sé muy bien como empezar así que voy a ir directo al punto: estoy experimentando un shock cultural. 
Si estás pensando en hacer un intercambio o si sos/fuiste estudiante de intercambio de seguro sabés a lo que me refiero, porque es un término muy repetido y muy frecuente, pero si no, te cuento que se le llama shock cultural a esa etapa en la vida de (casi) toda persona residiendo en el extranjero en la que, luego de un par de meses en ese nuevo entorno, comienza a ver las diferencias entre la cultura propia y la nueva como algo "negativo" y difícil de adaptarse a. Este shock viene acompañado de sentimientos como desorientación, frustración, enojo, fastidio y nostalgia/añoranza por el país de origen de uno.

Lo gracioso de este shock cultural es que yo estaba seguro (pero seguro seguro, eh) de que no me iba a pasar. Si bien nos aclararon una y mil veces que era algo por lo que pasaban todos los estudiantes de intercambio, yo estaba convencido de que, si bien iba a extrañar mi casa, no iba a ir más allá de eso. Bueno, al final resultó que sí.

Otra cosa graciosa es que si bien se llama shock cultural, no tiene por qué ser repentino, y ese es el motivo por el que tardé tanto en darme cuenta de como me sentía realmente. Fue algo paulatino, algo que ya estaba pasando delante de mí pero que no lograba ver. Digamos que, una vez pasado ese sentimiento de novedad en los primeros dos meses, esas pequeñas diferencias entre las costumbres uruguayas y las austríacas comenzaron a notarse más en mi cabeza, y en vez de verlas como algo diferente, producto de una historia diferente, condiciones diferentes y que debo intentar imitar o al menos aceptar con una mente abierta (como me había propuesto incluso antes de llegar), me encontré simplemente molesto y frustrado por todas las situaciones incómodas que paso por puro desconocimiento del funcionamiento de la sociedad acá, y que al comienzo de mi intercambio me parecían tan graciosas. No es que las formas de vivir, pensar o hacer las cosas de los austríacos me parezcan incorrectas ni mucho menos, pero este "gap cultural" se me está haciendo más ancho de lo que esperaba que fuera.

El motivo de esto no estoy seguro de poder decir cuál fue: quizá fue el hecho de que ya son dos meses desde que estoy acá y aún no me he ajustado al 100%, el hecho de que el idioma me sigue costando (acepto que tenía expectativas irreales), yo haciendo una presentación sobre Uruguay en el liceo que me hizo darme cuenta lo mucho que extraño Uruguay o mis amigos y compañeros de liceo graduándose y encaminándose hacia la facultad. Tal vez todos fueron motivos y la mezcla resultó en... bueno, el shock. 

Para nombrar algunas diferencias que creo que me han costado asimilar, debo comenzar diciendo que la gente en Austria es más reservada que la uruguaya, algo que ya sabía y para lo que creía y estar preparado, pero resultó no ser tan así. No es tan común el contacto físico sino que se mantienen un poco más las distancias, como por ejemplo darse la mano al saludarse (independientemente de si se saluda a un hombre o una mujer, de cualquier edad) y pueden no ser tan demostrativos como la gente en latinoamérica en general, algo que habíamos discutido con los otros latinos en la orientación. Sin embargo, esto no significa que sean gente fría o mala, sino que prefieren tomarse su tiempo antes de abrirse con alguien, lo cual está perfecto, aunque debo admitir que me costó acostumbrarme a la ausencia de "cariño físico" si se le puede decir así.

Otras diferencias son la puntualidad, formalidad y seriedad de la sociedad acá. Acostumbrado a un modo de vida mucho más relajado y tranquilo, en donde llegar cinco minutos tarde no es tarde y el "usted" casi que ni se usa, acá me encuentro con que cuando entra un profesor uno se debe levantar de su asiento y tratarlo siempre de usted, por ejemplo. La extrema puntualidad de la gente, el hecho de que hayan cinco tachos distintos de basura distintos (por el reciclaje), el toque de queda a las 2 AM y el comportamiento más políticamente correcto de los demás, me siguen tomando por sorpresa casi todos los días.
Si bien creo que así es como deberían funcionar todas las sociedades (el respeto, tanto por las personas como por el planeta, nunca está de más), aún me cuesta amoldarme del todo a este nuevo modo de vida. 

De todas formas, algo positivo que recalco de la gente acá es lo respetuosa que es general, y lo seguro que es el país en comparación con Uruguay.

Ahora aclarando, con todas estas quejas no quiero decir que estoy un ápice menos feliz por esta experiencia de lo que estaba el primer día que llegué. De hecho, ayer apenas me desperté me di cuenta de que estaba en Austria. O sea, me di cuenta de que estaba realmente en Austria. Fue una sensación muy rara de explicar. Estoy viviendo mi sueño, estoy viviendo algo con lo que muchos sueñan y no podría estar más agradecido por esto. Además, soy consciente de que es algo pasajero, y que el ajuste va a tomar solo un poco de tiempo y mucha voluntad.

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En una nota más.. alegre? O por lo menos curiosa debo decir que nunca me había sentido tan uruguayo desde que me fuí de Uruguay. Toda mi vida fui básicamente lo opuesto a un uruguayo "típico": no mate, no fútbol, no truco. El único aspecto cultural que me unía a los demás uruguayos era mi amor por el asado, algo que cualquier persona en el mundo puede tener. Era uno de esos uruguayos que disfrutaba quejarse de como estaba el país sin entender como funcionaba el país. Es más, ni siquiera traje conmigo una bandera uruguaya a Austria. ¿Para qué? pensé.

Sin embargo, ahora viviendo acá me doy cuenta de lo mucho que cargo de uruguayo en mí. Mi forma de ser, como actúo, quien soy es así debido a que me crié en donde lo hice. De haber sido criado en Austria o en Malasia hubiera sido muy difierente. Uruguay dejó en mi persona mucho más de lo que me había imaginado, y con este "shock" vino también una revalorización de mi propia cultura y de mi propio país, que estoy contento de que se haya dado, aunque haya tenido que venirme hasta otro continente para que ocurriera.



Emiliano


jueves, 29 de octubre de 2015

Mes 2: Orientación de arribo, Oktoberfest, Viena y mucho alemán

Escribo desde la comodidad de mi casa en este día tan lluvioso. En Vorarlberg ahora estamos de vacaciones de otoño por una semana y un día, (muy parecido a nuestra semana fantasma de vacaciones en setiembre) lo cual me da tiempo libre para no hacer nada. En otras partes del país tuvieron solo unos tres días, así que puedo agregar esto a "Las ventajas de vivir en Vorarlberg" junto a las montañas, la tranquilidad y a que el nombre del lugar suena re cheto y exótico.

Hoy son dos meses desde mi llegada a Austria. Por un lado estoy tipo "eh? dos meses recién? parecen más" pero por el otro "eh?! ya dos meses? pero todavía no hice esto, ni esto otro, ni..." Sí, el tiempo del estudiante de intercambio fluye a un ritmo diferente al del resto del mundo.

Durante los primeros días de Octubre (2, 3 y 4 específicamente) fue la orientación de arribo de los estudiantes de intercambio que están viviendo en Austria. La mayoría nos quedamos un año, pero hay varios que se quedan hasta febrero únicamente (o sea seis meses). En total somos unos cincuenta o tal vez algunos más de todas partes del mundo. De estos cincuenta, diez éramos de Latinoamérica así que se podrán imaginar que descargué todo mi español reprimido en el primer mes en esos tres días. De hecho, el domingo algunos otros estudiantes me dijeron que aprendieron mas español que alemán durante ese fin de semana, así que se hacen una idea. Fue muy divertido.

Pero volviendo al tema, la orientación tuvo lugar en Micheldorf, un pueblo en el estado de Öberösterreich a unas 6 horas de Feldkirchen en tren. No fui solo, sino que fui (como creo que ya mencioné en otra entrada) con otras estudiantes de intercambio que viven en la misma zona que yo.
Luego de tomar un tren a Linz, tuvimos que tomar otro tren y después un ómnibus, solo para terminar perdidos en medio de un pueblo que no podía tener más de 6000 habitantes (según Wikipedia, 5816). Estuvimos caminando por casi una hora, cargando valijas bajo el sol del día más caluroso en la historia del otoño austríaco. Al final terminamos entrando en una residencia para ancianos (sin autorización) para ir al baño y ver si podíamos comprar agua. Encontramos baños, pero por desgracia no hay kioskos que vendan agua en las residencias para ancianos. Decepcionadísimo.

Cuando al fin llegamos al punto de encuentro (gracias al GPS del celular de Sam, la estudiante canadiense) ya había llegado la mayoría de los estudiantes. Después de saludar a los que ya conocía pues los había visto en Viena o en Innsbruck, emprendimos todos juntos el camino hacia el lugar en donde sería la orientación: un fuerte medieval, de mil años de antigüedad en lo alto de una colina. La subida fue... interesante. Creo que para cuando llegamos a la cima varios estábamos considerando tirarnos al suelo e intentar rodar. Pero, por suerte nuestros bolsos y valijas fueron llevados en un camión hasta el fuerte. Lo gracioso es que considerando mis anteriores experiencias con el senderismo, esto no era nada: un camino pavimentado y que sólo hacía unas curvas y que iba cuesta arriba, bastante más fácil que los caminos llenos de piedras y barro que había visto antes, pero de todas formas estuvo heavy. De todas formas, en la subida pude conocer a mucha gente nueva y conversar con los que ya conocía.


El fuerte

Una vez en el fuerte, hicimos algunas actividades relacionadas con el respeto, la tolerancia y la apertura de mente. Luego comimos, y algo que me gustó de la comida (y de todas las comidas) es que uno no se podía sentar donde uno quería, sino que sobre cada plato había un papel con un nombre que señalaba donde debía uno sentarse, y que en cada comida estaba en un lugar distinto para que así habláramos con diferentes estudiantes. En esa primer cena, me senté al lado de un chico paraguayo, lo cual fue muy gracioso porque habíamos iniciado la conversación en inglés.

No voy a entrar en detalles sobre cada taller y charla que tuvimos, pero hubo un taller en particular que me gustó mucho, y fue uno en el que nos separaron de acuerdo a nuestro lugar de procedencia: los del centro de Europa por un lado, los del norte por otro, los latinoamericanos por otro y así. Estuvimos con dos voluntarias que habían hecho sus intercambios en Latinoamérica y nos preguntaron que nos parecía la cultura austríaca y que diferencias habíamos encontrado entre ésta y la latina, y ahí cuando todos comentábamos nuestras experiencias y nuestras impresiones me di cuenta de que en general todos compartíamos las mismas opiniones y puntos de vista, lo cual fue bastante ¿"reconfortante"?, no. No sé bien como decirlo pero estuvo bueno estar con gente que te entiende y que está pasando por lo mismo que vos.


Sabrosura
Eso último no aplica solo a los otros latinos, sino que va para todos los estudiantes de intercambio que conocí en esos días. Fue un fin de semana espectacular en el que las fronteras que nos dividen se derritieron luego de unas palabras. Conocí a un montón de gente genial de todas partes del mundo y por suerte me volví a encontrar con algunos de ellos unas semanas después en Viena.








Mis habilidades selfie son tan buenas que corté mi propia cara de la foto






Sí, me gustó mucho la vista




¡Gracias a todos!

Una semana después de terminada la orientación, el viernes 9 de octubre, no tuve liceo y en lugar de eso fui a Bregenz, la capital de Vorarlberg con mi clase. Ellos tenían que ir a la Vorarlberg Landesbibliothek, o sea, la principal biblioteca del estado, para buscar información para un trabajo que tienen que hacer. Yo, en ausencia de trabajo que hacer, saqué fotos del lugar y de los libros que eran más viejos que la vejez misma,
La biblioteca había sido una iglesia en el pasado, y se conservan aún vitrales e inscripciones religiosas en el edificio. 
¡Ah! y por poco me olvido: en el camino hacia Bregenz, fuimos en un tren igual al de Harry Potter, con compartimientos separados y todo.



Tren Potterico
Libros ancianos








Pero la noche del 9 fue lo interesante, porque fui por primera vez a un Oktoberfest. Celebrado en la ciudad de Hohenems a unos tres minutos de Altach, fui acompañado de dos estudiantes de intercambio, la hermana de una de ellas y una amiga de la última. Por desgracia no pude usar Lederhosen, unos pantalones tradicionales y que se usan en eventos especiales como por ejemplo un Oktoberfest. No pude conseguir a tiempo unos así que tuve que ir vestido de persona normal, para mi pesar.

No fue nada del otro mundo, honestamente esperaba más pero no fue malo tampoco. Estaba con un sueño brutal porque era viernes y me había levantado a las 6, y además esa noche no había tanta gente. Pero, la gente bailando y usando ropa típica fueron muy divertidos de ver. Tampoco pasaron únicamente música folk austríaca, sino que una banda en vivo cantó tanto folk como canciones conocidas del momento.
Esa noche también fuimos a McDonald's (porque la comida adentro estaba muy cara y somos pobres) donde comí una versión 2.0 de las papas fritas que la verdad me sorprendieron gratamente.

Gente dejándolo todo en la pista




Gente dejándolo todo en las mesas y usando Lederhosen :'(


Catarina (Suecia), Sam (Canadá), Catrin (hermana anfitriona de Sam) y yo, La foto la sacó Sarah, amiga de Catrin.

El 11, domingo, fuimos con Annika y mi mamá anfitriona a un Wildpark en Feldkrich, que sería un parque de vida silvestre como el que hay en el cerro Pan de Azúcar en Piriápolis: animales autóctonos que no están en jaulas sino que tienen espacios más grandes y verdes para poder moverse. Adivinen donde estaba este parque... sí, en una colina. Cuando se tiene un terreno tan montañoso hay que aprovecharlo. La mayoría de la gente en el lugar eran familias con niños.

Me llevé un souvenir del Wildpark, una especie de sello con el logo del parque y un conejo. Para conseguirla tuve que poner una moneda de 50 céntimos en una máquina y girar una palanca, y luego salió esa misma moneda pero estirada y con el logo impreso en ella. Una maravilla de la tecnología.


Mi souvenir








Las siguientes actividades que hice estuvieron más relacionadas con el liceo. El 20 de octubre fuimos a un musical presentado por estudiantes del Musikgymnasium del liceo (la orientación musical/artística), llamado "100.000 Mark". El musical no era tipo una obra de teatro en la que de vez en cuando se ponían todos a cantar y bailar de forma espontánea y sincronizada, sino que era una obra normal pero que contaba con algunas partes cantadas y otras bailadas, pero que no eran de mucha relevancia para la obra en general, como por ejemplo hacer de música de fondo en una escena o de "entretiempo" entre una escena y otra.

Había ido con muy bajas expectativas porque mis compañeros me habían comentado que estos musicales se hacían todos los años y siempre eran aburridos o raros, pero la verdad que para mí fue todo lo contrario. No solo los estudiantes tenían un enorme talento para actuar, cantar, tocar instrumentos y bailar, sino que la obra fue muy divertida. No, no pude entender todo, y varias veces en las que el público se reía yo no entendía bien porqué, pero de todas formas pude entender la trama y las cosas que pasaban, así que salí del teatro bastante feliz de haber entendido la mayoría de las cosas. Hubieron cosas que creo no hubiera captado aunque el musical hubiera sido en español, como las sillas voladoras o algunas escenas que se representaban en una pantalla mediante un proyector. Con esta obra confirmo: la gente artística suele ser muy rara, independientemente del país en el que uno se encuentre.

El teatro, con un cartel promocionando la obra.

Al día siguiente a este musical, tuve una prueba de alemán en mi curso para extranjeros (en el que ahora tenemos dos compañeros nuevos que son sirios) que tengo en mi liceo. No se aún la nota pero no espero un 100/100. Si bien hablando me está yendo cada vez un poco mejor, la gramática me sigue costando lo suyo, especialmente tiempos verbales turbios como el genitivo. De todas formas, me tengo fe.
Me puse el objetivo de estudiar un poco de alemán todos los días y hasta ahora lo he cumplido. La profesora insiste en que es algo que debemos hacer para avanzar con el idioma y yo estoy de acuerdo. Leyendo libros para niños e intentando mirar tele en alemán ayuda a acostumbrar el oído y también, mis compañeros de clase me ayudan cuando tengo un problema, aunque no puedan explicarme muy bien el "porqué" de las cosas, así como yo no puedo explicarles como formar el subjuntivo en español pero sé decirles si la oración está bien o mal.

En el liceo en general, me está yendo mejor que hace un mes, me parece. Participé en clase unas veces cuando entendía la pregunta y sabía como responderla y en general creo que estoy captando un poco más de lo que dicen los profesores. 

A través de Facebook y gente en común, conocí a otros estudiantes de intercambio de una organización llamada Rotary que también viven en Vorarlberg, por lo que la reacción más normal fue organizar una juntada lo antes posible. Al final terminamos yendo al supermercado y comiendo sentados en unas escaleras hablando por un largo rato. Fue genial. Me puso muy feliz que hubiera una chica de Brasil, por ser la única latinoamericana que vive en Vorarlberg aparte de mí (que yo conozca por el momento). La chica italiana que está en mi clase no pudo ir, pero está invitada para la próxima vez. Y sí, natürlich que quedamos en hacer algo de nuevo próximamente. Conocer más estudiantes de intercambio es algo bien wunderbar (ta, ya me calmo con el alemán). 


Jakob (Finlandia), Kylee (USA), yo, Tamara (Canadá), Karolin (Estonia), Sam (Canadá), Julia (Brasil) y la fotógrafa Catarina (Suecia).

Por último, y hablando de estudiantes de intercambio, el fin de semana pasado me fui a Viena, aprovechando que tenía una semana libre por delante y no tendría que preocuparme por llegar temprano y levantarme para ir al liceo el día siguiente. 
El sábado me levanté a las siete y a las 8:15 me tomé el tren de seis horas hasta la Westbahnhof. Cerca de mi llegada, se me unió en el tren Henrik de Estonia, y a las 14:30 llegamos a la estación en donde esperaba Ernesto, de Paraguay. Unos minutos después llegaron Sara y sus padres, en cuya casa nos quedaríamos Ernesto y yo.
Comimos en un restaurante turco (en donde Ernesto me enseñó a decir "tengo hambre" en guaraní) y luego salimos a turistear por Viena, hasta que recibimos un mensaje de otros estudiantes de intercambio (tenemos un grupo de Whatsapp con estudiantes de intercambio de distintas organizaciones) que decían que estaban en un Starbucks en nosequecalle, así que allá nos dirigimos.

Sara, Ernesto, Henrik y yo
En el café nos encontramos con estudiantes de YFU y conocimos a otras que estaban con AFS, decidimos ir al centro en donde había una especie de espectáculo de luces que hacía que los edificios estuvieran llenos de color. Hermoso. De ahí nos fuimos a un bar en donde habremos estado unas dos horas en las que hablamos y nos conocimos mejor con las chicas de AFS que yo por lo menos no conocía. Después, nos separamos: Henrik tuvo que tomarse su tren de regreso, Sara, Ernesto y yo fuimos a un Burger King y las otras chicas no sé que hicieron. En Burger King comí una hamburguesa negra (el pan era negro) que era un especial de Halloween. Ernesto casi muere del asco ahí, pero estaba rica, lo juro.
De ahí fuimos a un pub a jugar al pool en donde me fue mejor de lo que esperaba pero igual terminé perdiendo.


El bar
   


No es tan asquerosa como se ve

Mucha gente linda de muchos países.

El domingo nos levantamos temprano, desayunamos y fuimos a Schönbrunn, palacio al que ya había ido antes pero solo había visto desde afuera, y nos encontramos con Sam. Paseamos por los jardines, fuimos a la Glorieta, comimos en el pequeño "parador" o café en el medio del laberinto de arbustos e hicimos un tour por el interior del palacio, en donde nos entregaban un pequeño aparato que te lo ponías en el oído y te iba dando información sobre cada habitación en tu idioma. Schönbrunn es algo impresionante, y si bien no tengo fotos del interior porque no estaba permitido, créanme cuando les digo que si van a Viena no pueden dejar de ir ahí. Una auténtica maravilla arquitectónica, se podía respirar el lujo, las paredes con revestimientos dorados, las finas cortinas y alfombras, los candelabros, la platería, los cuadros del tamaño de una pared, todo. Una obra de arte en todo sentido. se podía escuchar el Danubio Azul sonando de fondo en tu cabeza mientras caminabas por el salón de baile. 
Estuvimos incluso en la habitación donde el mismísimo Mozart tocó cuando solo contaba con seis años de edad.
Visitamos también la glorieta y junto con Sam rodamos por una colina de pasto que había ahí









   Luego de Schönbrunn, fuimos con Ernesto hasta la estación en donde él se tomó el tren de regreso a su pueblo y nosotros nos juntamos con Mátyás, un chico húngaro que está también con YFU y fuimos a patinar sobre hielo. Fue la primer vez que lo hice y si bien fui horrible (los videos nunca van a ver la luz del día), fui mejor de lo que esperaba. Lo que me pone más feliz es que al fin pude hacer una de las cosas que más estuve esperando hacer desde que llegué. Ahora me quedan esquiar y hacer muñecos de nieve. De este tipo de cosas es que se trata un intercambio, el hacer cosas que nunca te imaginaste haciendo con gente que nunca te imaginaste conociendo (patinar sobre hielo con un húngaro, una canadiense y una austríaca). Fue lo mejor del fin de semana.  





Estuvimos patinando (en mi caso "patinando") por una hora y después fuimos a Stephansplatz, en donde nos esperaba Henri, de Finlandia. Todos juntos nos fuimos a un pub irlandés en donde cenamos (como era domingo había descuentos). Comimos, hablamos, reímos y después cada uno se fue por su lado, yo con Sam y Sara a la casa de la última dando por terminado el que ha sido hasta ahora el mejor día desde que llegué a Austria. 

El lunes era día de feriado nacional, así que lo que hicimos básicamente todo el día fue caminar por la ciudad. Nos encontramos con una amiga de Sara que yo ya conocía de mi anterior visita, y fuimos los cuatro al Cafe Museum, mi primera vez en un Café vienés en toda regla (muy intelectualoide) y mi primera vez comiendo Kaiserschmarrn, una comida típica austríaca hecha con masa de panqueque y que me en-can-tó.
También comí ahí mi decima Sachertorte desde que pisé el suelo austríaco. Ya se que es lo que voy a extrañar cuando vuelva a Uruguay...




Oh, glorioso Kaiserschmarrn, cuéntame tus secretos

Esa tarde-noche en casa de Sara, Sam probó por primera vez el mate. Incluso tengo un video, al que yo mismo llamé "Canadiense vs. mate". Muy para mi disgusto, le gustó. Como un uruguayo anti-mate y consciente de que soy parte de una raza en peligro de extinción, sigo sin comprender como es que a todos los extranjeros que prueban el mate, les gusta tanto. 
Lo último de la noche de ese lunes fue ir con Sam y Santiago (de Argentina) al Prater, un parque de atracciones tipo Parque Rodó pero más... parque de atracciones. Sara no pudo ir porque al día siguiente tenía liceo. 
Y como este fin de semana fue uno de primeras veces, me subí a una montaña rusa por primera vez. Casi me cago encima, pero estuvo muy buena. 
También subimos al Praterturm, una torre de 117 metros de altura que tiene unos asientos que giran en lo alto. Una vista espectacular de toda Viena, pero que se puede apreciar mejor de día y sin tanto frío. Terminamos con unos viejos y queridos autos chocadores.
Luego de eso, Sam se tomó el tren nocturno de regreso a Vorarlberg y Santi y yo fuimos a su casa a dormir.

Mi pelo post-montaña rusa y post-viento de Praterturm

Así se ve la Praterturm de día

El martes fue mi último día en Viena. Hice de turista por la ciudad, paseé en compañia de más estudiantes de intercambio, conocí otros nuevos y a las 15:30 me tomé el tren de regreso a Vorarlberg.

En estos días no he hecho nada, literalmente nada. No alemán, no estudio, nada. Estas vacaciones están siendo tomadas muy en serio.




Hasta la próxima entrada, Emiliano